Según la tradición, la aparición de la Virgen de Guadalupe al indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac ocurrió poco después de la Conquista, en 1531. Hoy el culto a la 'virgencita' es considerado "esencia de la mexicanidad" y uno de los más extendidos de toda América Latina. Sin embargo, la devoción y las peregrinaciones para visitar a la residente del Tepeyac datan de mucho antes de la llegada de los españoles.
Como menciona Bernardino de Sahagún (1499-1590) en su Historia General de las cosas de Nueva España (siglo XVI), los antiguos mexicanos venían hasta este cerro para venerar a Tonantzín. Bajo este nombre se aglutinaba a diversas diosas del panteón prehispánico consideradas en conjunto "la diosa madre". Los misioneros españoles decidieron encauzar este fervor rigiendo ahí mismo el culto a la Virgen de Guadalupe. Es posible que, dado que ambas deidades eran consideradas 'madres', los indígenas asimilaban a la nueva bajo la imagen de la mexica, pues como el mismo Sahagún señala, a pesar de que "en todas hay muchas iglesias de Nuestra Señora, no van a ellas, y vienen de lejanas tierras a esta Tonantzín (la del Tepeyac) como antiguamente". Por otra parte, los orígenes de la Guadalupana puede que no estén en la leyenda de Juan Diego, ni siquiera en México, sino en la región de la Extremadura, en la localidad de Cáceres, España, en el Real Monasterio de Guadalupe (siglo XIV). Ahí se resguarda una Guadalupe que si bien su culto hoy es menor que el de la mexicana, en el pasado estuvo sumamente extendido por Europa, según el historiador y cronista fray Sebastián García (1927-2015). Tanto, explica en una entrevista realizada en 2003, que Hernán Cortés y Cristobal Colón le eran dévotos. Precisamente el nombre Guadalupe procede del árabe Wad-al-luben (río esondido). De acuerdo con el historiador, para hacer la imágen mexicana los misioneros se basaron en la efigie del coro de la iglesia del monasterio guadalupano cuya réplica pudo ser llevada a Nueva España. Ambas imágenes comparten el manto estrellado, la piel oscura, la luna y el ángel que sostienen a la virgen, y el hálo de luz o rayos que la rodean
No hay comentarios.:
Publicar un comentario